Había sido traicionada...
Una vez más el demonio se había dejado engañar por el mero hecho de que ya nada le importaba. Una existencia como la de ella no tenía ningún significado profundo según lo que pensaba y mas que aburrida del mundo, estaba aburrida de morir y volver a renacer para ser su propia heredera. A esas alturas de su vida, había visto tantas cosas que pasara las veces que pasara, nada le impresionaba... sin embargo nada la preparo para lo que pasaría.
Aquella noche ella había sido enviada a traición al mundo humano una vez más, desgastada como estaba, dolida y herida como estaba, no pudo mas que ocultar su forma real cuando a tal hora se había topado con la humana que en un futuro seria su condena, su salvación, su todo y su nada, su amiga... y el motivo de una muerte que parecía definitiva.
Pero lo olvidó. Llego la hora de todo y lo olvidó, y entonces una vez mas se encontró en el mismo lugar en el que alguna vez conoció a la muchacha pero sin memorias de nada, y vio a la muchacha llorar y pedirle perdón.
¿perdón de que?.... por que había dado su vida, su nombre, su poder, sus memorias y todo lo que se le podría arrebatar con tal de salvarla de una condena eterna, aunque para ello tubo que hacerla renunciar a su humanidad y convertirla en una bestia como ella.
Con el paso del tiempo, su nueva acompañante se había encargado de hacer todo lo que pudiera para devolver las memorias, sin embargo, aquella historia no era un cuento de hadas, y la tragedia se repetiría... y alguien tenia que morir
Nanetako
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